CARTAS DE AMOR.
No pisaré tu acera
ni miraré a tu ventana
no temas nadie sabrá
las mentiras que contabas.
Me acostumbraré a no verte
no pasare por tu casa
me envolveré en mi abrigo,
que en los bolsillos guardaba
aquellas cartas de amor
que en las manos me entregabas.
Y en la soledad de mi alcoba
muy despacio las leía
se humedecían con las lagrimas
que de los ojos caían.
Cada carta que acababa
yo con besos las rompía.
Solo me quedan recuerdos
de tantas y tantas mentiras.
Que en la soledad de mí alcoba
casi yo me las creía.
María José Robledo
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