No se debe decir, ¡se lo diré a papa!
No quiero ser el malo,
no, por estar fuera de casa
hasta el anochecer,
para ganar unas horas extras
y daros una vida mejor,
consentiros unos caprichitos.
No quiero ser yo el malo.
Me encanta y me vuelvo loco
cuando mis niños se cuelgan de mi cuello
y todos quieren hablar a la vez.
¡Que feliz soy con tantos besos y tantos abrazos!
No, no quiero ser el malo, no me hagas regañarlos.
Déjame tirarme por el suelo con ellos,
aunque llegue cansado del trabajo.
¡Tengo tanto amor, tanto cariño acumulado, de todo el día pensar en ellos!
que solo de pensarlo me duelen los brazos de no abrazarlos.
Si, soy un hombre pero con sentimientos
de ser el mejor papa y enseñarles
lo más hermoso de la vida.
El respeto y el amor a los demás.
Y ahora ven que te quiero abrazar,
ahora, que están dormidos.
Podemos agradecer a Dios por tanta felicidad.
Soy hombre pero débil para amar.
¡Te quiero tanto,
no me los hagas regañar!
Dejemos que vuele su imaginación,
que sean felices
y miremos las estrellas viéndolas brillar
María José Robledo
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