Navegando entre poesías
miércoles, 12 de enero de 2022
miércoles, 29 de diciembre de 2021
Un pedazo de mi vida
Niño de pan y agua
Niño de la pobreza del alma
Niño del no deseo
Niño del miedo
Niño del desamor.
Niño del desconsuelo
Niño sin desearte
Niño de la inocencia y la traición.
Niño engendrado sin entrañas
Por la ira sin honor.
Eres la ternura de mi vida
El que me alivia mi pena
El olvido del recuerdo
De una horrible violación.
El que alivia mis penas y rabia
El que al hacerme sentirme madre
Hace que sea la más afortunada
Pese a mi dolor.
Solo acurrucándote en mis brazos
Haces que me sienta mejor
Y alivias mi pena y rabia
olvidando mi dolor.
María José Robledo
martes, 28 de diciembre de 2021
Quiero ser yo
Anclé mi corazón
en un puerto equivocado
donde no había marines,
solo tenía soldados.
Soldados del sentimiento,
soldados enamorados...
Eran almas solitarias
que solo querían mi mano
para que yo los guiara
al mundo de las estrellas.
A ese mundo donde brillan
y no existen tinieblas.
Se habían equivocado,
creían que yo era un ángel
que les salvaría su alma
antes de reencarnarse.
Pasé la noche llorando
al lado de mi dolor.
Yo era un alma perdida
que buscaba compasión.
Éramos ángeles de la noche,
que solo se nos ve en sueños.
Y seguiré vagando,
como soldado perdido,
en el mundo del amor.
¡Qué no quiero mas engaños
ni tampoco compasión!
Prefiero vagar a oscuras
que engañar a mi dolor.
Ya he sufrido bastante
engañada por los ángeles.
Ahora, quiero ser yo.
María José Robledo
NO ES EL DESTINO!!
Poco a poco voy viendo la luz
a esta horrible niebla
que ha cegado mis ojos.
No acaba la vida,
sino que seguimos la misma
pero con pasos diferentes.
Vuelvo al principio,
a mis citas semanales,
esperando ese día que no llega.
Pero desesperada voy al lugar citado,
como cuando éramos novios,
por fin veo llegar a mi príncipe azul
el amor de mi vida.
Y sentados al sol cogidos de la mano
comprendo que no lo hemos elegido
ninguno de los dos,
el seguir amándonos hasta el final.
Hoy he recuperado las fuerzas por los dos.
Me siento feliz comprendo mi vida,
comprendo su vida.
No culpo al destino
culpo el haber dejado
de valorar los días de vida´
Haber vivido en el desespero,
en la angustia
y en la oscuridad más profunda.
Seguiré con alegría
esperando mi cita,
no volveré al pasado.
Quiero valorar y vivir
cada segundo de mi cita.
No estamos triste solo es una nueva vida.
Maria José Robledo
No me dejes.
No me dejes nunca amor mío
sin ti no entiendo la vida,
si no estás al lado mío.
Nos hemos regalado
los mejores años de nuestras vidas.
No me dejes jamás, de amar
por que yo necesito tus caricias.
Seré tu musa
seré lo que tu quieras
pero no dejes que se nos esfume tanta belleza.
No me dejes mi amor, sola no soy nada,
si soy alguien, es porque tú eres mi alma
me cuesta respirar si no te tengo
no me dejes mi amor que no entiendo
el porque de tu ausencia y lo estoy temiendo.
Me siento débil casi sin fuerzas
te quiero tanto que es imposible
dejar de amarte con tanta fuerza
que me da tu ternura desde la ausencia.
Nunca dejaremos de querernos
Y no es una promesa
solo es nuestro amor que lo forjamos
con tanta fuerza con esa llama
que no se apaga ni con la ausencia.
Maria José Robledo
Comencemos a vivir.
Dejo la puerta de mi alcoba abierta,
entra descalzo de puntillas
no hagas ruido, no sea que duerma
no me despiertes.
por si es un sueño
y no tu presencia.
Bésame suave de punta a punta,
de los pies a la cabeza
arrúllame en tus brazos
que sienta los latidos de tu corazón,
que nos quememos juntos
en la llama ardiente de nuestro amor.
Dejo la puerta abierta
te están esperando
mi alma, mi vida mi amor.
Pero al despertar estas a mi lado
abrazado a mi cuerpo
se acabó el soñar.
tomaremos el café ni frío ni caliente.
Mirando el mar forjaremos este amor
que empezó de una amistad.
María José Robledo
CARTAS DE AMOR.
No pisaré tu acera
ni miraré a tu ventana
no temas nadie sabrá
las mentiras que contabas.
Me acostumbraré a no verte
no pasare por tu casa
me envolveré en mi abrigo,
que en los bolsillos guardaba
aquellas cartas de amor
que en las manos me entregabas.
Y en la soledad de mi alcoba
muy despacio las leía
se humedecían con las lagrimas
que de los ojos caían.
Cada carta que acababa
yo con besos las rompía.
Solo me quedan recuerdos
de tantas y tantas mentiras.
Que en la soledad de mí alcoba
casi yo me las creía.
María José Robledo
Anocheciendo
Un día me tomaste de la mano
con temor a equivocarte.
En ese mismo momento se unieron
nuestros corazones.
Compartiendo sentimientos
compartiendo ilusiones.
No me tomes de la mano
cuando nos encontremos,
rodéame con tus brazos.
Como tu y yo sabemos,
dime palabras de amor
de esas de enamorado
que mi corazón las sienta,
y sabrás cuanto te amo.
Veremos anochecer
muy juntos, abrazados
y descalzos sobre la arena
de este mar Mediterráneo.
La luna y las estrellas
serán testigos
de lo mucho que nos amamos.
Maria José Robledo
Te extraño
Que extraño no tenerte,
pero mas extraño es ignorarte.
La vida perturba mi mente,
enredando mis pensamientos.
Las arterias de mi corazón
Se vuelven débiles quebradizas sin ti.
Mis pies quedan clavados en el suelo
no saben donde ir.
Se detiene mi pasado,
no avanza el presente,
y es incierto el futuro.
Vivo en aguas turbulentas,
no puedo ver la profundidad de mi alma.
María José Robledo
DESDE LA CUNA LA QUIERO
Desde la cuna la quiero,
la quiero porque mis ojos
fueron a la primera persona que vieron,
la primera imagen que se archivó en mi mente,
y la que nunca borraré.
La quiero desde la cuna
porque sólo con mirarla, ella alivia mi dolor,
de chiquita me llevaba de la mano,
me acurrucaba entre sus brazos
colmándome con su amor.
Las entrañas le dolían
queriendo darme lo mejor,
no le importaba, no tener
días, mañanas ni noches para ella.
La quiero desde la cuna
no me quiten la razón,
que madre no hay más que una
con un solo corazón
Yo la he escuchado,
llorar mil veces de alegría y de dolor,
ahora que no la tengo
quisiera retroceder,
volver a oír sus risas,
sus cantos y sus nanas para dormirme,
acurrucarme en sus brazos
hasta yo sentirme libre.
La quiero desde la cuna porque fue quien me parió,
madre no hay más que una con un solo corazón.
María José Robledo
Deje la tierra que me vió nacer
Salí de mi tierra un día,
Buscando la libertad
Sin pensar que mi trabajo
Era luchar y luchar.
Luché por un buen trabajo
Luché para ganarme el pan
Luché contra la injusticia
Luché, luché y luché.
Pero aun no he ganado
seguimos estando igual
tan solo un poco mas viejo
pero luchando igual.
acordándome de mi calle
de que jugaba en el portal
oyendo decir a mi madre
toma un cacho de pan
untado de aceite y azúcar
y sentarme en el portal .
.
Que feliz era entonces
Sin pensar que hay que luchar
Un día luchas por ti
Y otro por los demás.
Y ahora me he dado cuenta
que mi lucha era poder regresar
a esa tierra que me vio nacer
y me dio mi primer pan
que sin querer abandoné
engañado por los demás.
María José Robledo
Te extraño
Que extraño no tenerte,
pero mas extraño es ignorarte.
La vida perturba mi mente,
enredando mis pensamientos.
Las arterias de mi corazón
Se vuelven débiles quebradizas sin ti.
Mis pies quedan clavados en el suelo
no saben donde ir.
Se detiene mi pasado,
no avanza el presente,
y es incierto el futuro.
Vivo en aguas turbulentas,
no puedo ver la profundidad de mi alma.
María José Robledo
Una pequeña historia
La maleta
Me siento en la estación esperando el tren a ninguna parte, con mi maleta, una maleta que la tenía en el desván con los trastos viejos, pero llena de recuerdos.
La estación estaba llena de gente yo las observaba y pensaba ¿adónde irán, a que lugar se dirigen?. Sentía curiosidad, todos tenían una expresión diferente, unos estaban contentos, otros pensativos, algunos sonreían solos
y a otros la tristeza se les reflejaba en la cara y en el cuerpo. Al mirarlos sentía tanta tristeza como ellos, pensaba ¿Qué les pasará, que problemas tendrán para trasmitir tanto dolor?.
En el momento de levantarme para subir al tren, al coger la maleta se me abre y de repente levanto la vista y veo que una de esas personas, a las yo estaba observando, viene a ayudarme a coger la maleta.
Le digo: muchas gracias.
Con cara de sorprendida me dice, señora la maleta esta vacía.
Le contesto en realidad pesa mucho, esta llena de recuerdos.
Me contesta: yo la sigo viendo vacía
Pero la curiosidad la envuelve, quiere averiguar por que viajo con una maleta vacía:
Subí al tren, y esa chica se subió conmigo.
En el vagón en el que pude tomar asiento, solo había tres personas sentadas,
la chica que me ayudo con la maleta se sentó a mi lado.
Yo tomé un libro y lo comencé a leer por el punto que lo había dejado.
Pero la curiosidad de aquella chica no la dejaba,
me miraba y me miraba.
No se aguantó más y me preguntó
¿Cómo dice usted que esa maleta pesa tanto, si está vacía?
Ya te he dicho que está llena de recuerdos.
Pero los recuerdos no pesan.
Le contesto:
Cuando los has olvidado y de pronto ves algo que te hace pensar,
en mi caso esta maleta.
Pero los recuerdos no se ven.
Yo los veo.
Cierro los ojos y recuerdo cada segundo desde el instante que mi padre entró por la puerta con la maleta.
Yo era muy pequeña,
me tomó en brazos abrazándome y comiéndome a besos pero yo lo que quería era que abriera la maleta y me diera algún regalo.
Le pregunto: ¿Me has traído un regalo? abre la maleta papá.
El la pone encima de una silla y me dice, ábrela tu cariño.
Cuando la abro lo miro y le digo con cara de enfado, está vacía papá.
Me dice no mi niña esta llena de recuerdo y la traigo conmigo para no olvidarme de ellos y podértelos contar.
La chica me pregunta
¿Los recuerdos son de su padre?,
le contesto: y los míos, por eso pesan tanto y no los quiero dejar.
Mi padre me contó, mirando aquella maleta lo feliz que se sentía cuando estaba trabajando en las minas de carbón tragando aquel gas que quemaba los pulmones, dejándolos negros pero era feliz,
al acabar la jornada, llegaba a la pensión miraba la maleta, pensando que todo era por mi, para que no me faltara de nada en la vida. Por eso era feliz,
en la maleta no guardaba ropa, ni zapatos, ni camisas.
Se vino con lo puesto.
Solo se trajo recuerdos.
Y yo los guardo también.
Guardo los momentos que lo echaba de menos para contarle mi primera pelea con los amigos, o cuando me castigaban en clase,
y cuando corriendo, me caí y me dieron puntos en la rodilla y él no estaba para contárselo y que me pudiera consolar.
Guardo sueños soñados que nunca se cumplieron.
Ya he llegado a mi destino le dije.
Pero ella se baja conmigo y me sigue, la miro y pregunto
¿Y tú adónde vas?
Me contesta, a ninguna parte
¿No tienes casa,
no tienes donde ir?
No, me contesta y sigue sin quitarle ojo a la maleta.
Dejo que me siga, por fin llego al hotel que tenía reservado en el pueblo donde había trabajado mi padre en las minas.
La invito a subir.
Era una chica cualquiera que estaba en la estación vestida de tristeza y que fue la primera y la única persona que me ayudó a levantar la maleta del suelo.
Cuando ya estamos en la habitación del hotel me dice: cuénteme más de lo que contiene la maleta.
La miro y continúo contándole los recuerdos:
Tengo mas recuerdos, si.
Desde aquel día en que llegó mi padre, dedico cada hora, y cada segundo, en recuperar todo el cariño que guardó en la maleta para mi.
El me cuidaba y procuró recuperar mi cariño para que no le guardara ni un minuto de rencor, lo consiguió fue la persona más maravillosa que he conocido y me siento orgullosa de ser su hija.
Todo esto guardo en mi maleta, el cariño que me tenía y los momentos que lo echaba de menos para, que yo no cometiera el mismo error si algún día tengo hijos.
¿Ves como no estaá vacía?
Esa chica tan triste, que yo creía que necesitaba cariño me dice:
Yo tenía una maleta en mi casa, con ella he viajado a muchos lugares,
la tengo llena de pegatinas para recordar los sitios que he visitado.
Pero me olvidé de tanto cariño que he recibido de todos los que me quieren.
He marchado de casa buscando algo mejor y lo mejor que me ha pasado es haberla conocido en esa estación.
Volveré a casa con mis padres, los que solo viven por mi,
y yo solo pensaba viajar para llenar de pegatinas mi maleta, sin darme cuenta del sacrificio y el cariño que ellos estaban haciendo por mi para que fuera feliz.
Cuando llegue a casa quitaré todas las pegatinas y solo guardaré los recuerdos.
Y entre tantos recuerdos, guardaré los suyos para no olvidarlos.
Tendré mi maleta llena de recuerdos de cariño y sentimientos.
No de pegatinas.
María José Robledo
Aquellas pequeñas cosas.
Solo una canción
puede trasformar la vida unos minutos
y podemos bailar con los pies descalzos,
olvidar el peso de la desesperación,
de un alma desgarrada.
Por un segundo nos perdimos
en tiempos pasados de nuestra juventud,
donde los sueños eran interminables.
Solo con una canción
conseguimos mover los pies
al compás y sin tropezar ni un segundo.
Es como soñar un sueños ya soñado.
Solo una canción.
Aquellas pequeñas cosas,
pueden transformar y mover los pies
en el suelo y no tropezar.
Maria José Robledo
Perdón por amarte
Te pido perdón
por amarte tanto.
Mi corazón y mi mente
no comprenden tanto amor.
Es un amor enfermizo, o quizás es obsesión.
Yo solo se que no vivo sino consigo tu amor.
Me he perdido en el tiempo
estancada ante una puerta
a la que no me atrevo abrir.
No se si estarás tras ella,
no quiero volver a huir.
Te pido perdón por tanto amarte.
Déjame vivir así
esperando un nuevo día
y volver a ser feliz.
Sino, viviré de recuerdos,
siempre unida a ti.
Perdóname por quererte,
déjame pensar en ti,
que los recuerdos alimenten.
Perdiendo la realidad,
podría volverme loca,
rodeada de felicidad.
No quiero vivir sin ti,
sin poderte ayudar.
María José Robledo
Mi árbol de navidad.
Este año en mi árbol de Navidad,
no habrán guirnaldas,
ni ninguna clase de adornos.
Mi árbol de Navidad
será mi alma, mi biografía.
Lo adornaré
con todos los recuerdos
más maravillosos de mi vida.
Mientras lo voy adornando
iré dejando en el olvido
las tristezas
y los malos momentos
que me dañaron
e hirieron mi corazón.
Será el árbol
más hermoso
y con más vida
que he podido adornar,
con ilusión.
No llamará la atención
pero lo recordaré toda la vida.
Es con el único árbol
que al adornarlo,
me he vestido de Navidad.
María José Robledo
Luces de luciérnagas
Puedes vestirme con copos de nieve
y envolverme con luces de luciérnagas.
Puedes nublar mis ojos
con un manto lleno de estrellas,
pero mi alma siempre estará intacta,
no la podrás atravesar
ni con la lanza de la esperanza.
Está tan herida que han dañado su coraza
y ahora la protejo con estrellas
y con luceros del alba.
Podrá parecer muy frágil
¡pero es fuerte!
Ahora nadie me engaña.
María José Robledo
No se debe decir, ¡se lo diré a papa!
No quiero ser el malo,
no, por estar fuera de casa
hasta el anochecer,
para ganar unas horas extras
y daros una vida mejor,
consentiros unos caprichitos.
No quiero ser yo el malo.
Me encanta y me vuelvo loco
cuando mis niños se cuelgan de mi cuello
y todos quieren hablar a la vez.
¡Que feliz soy con tantos besos y tantos abrazos!
No, no quiero ser el malo, no me hagas regañarlos.
Déjame tirarme por el suelo con ellos,
aunque llegue cansado del trabajo.
¡Tengo tanto amor, tanto cariño acumulado, de todo el día pensar en ellos!
que solo de pensarlo me duelen los brazos de no abrazarlos.
Si, soy un hombre pero con sentimientos
de ser el mejor papa y enseñarles
lo más hermoso de la vida.
El respeto y el amor a los demás.
Y ahora ven que te quiero abrazar,
ahora, que están dormidos.
Podemos agradecer a Dios por tanta felicidad.
Soy hombre pero débil para amar.
¡Te quiero tanto,
no me los hagas regañar!
Dejemos que vuele su imaginación,
que sean felices
y miremos las estrellas viéndolas brillar
María José Robledo
Mi papelera!
Siéntate a mi lado y
escucha mis palabras.
Quizás no las comprendas,
quizás están enredadas.
Pero intentaré deshacer
palabra por palabra,
las volveré a ligar
por si algunas me faltaran.
Que el verso que yo te escribo
solo es parte de mi alma
y cuando voy a escribirlo
se me traban las palabras.
Solo están en mi pensamiento
y no puedo descifrarlas.
Tengo la papelera,
llena de hojas arrugadas,
todas llenas de borrones
sin juntar ni una palabra.
¡Si solo quiero decir
que te quiero con mi alma!
María José Robledo
Mi caja de hojalata
Al abrir mi caja de hojalata, solo encontré
piedricitas que guardaba en mi niñez.
No recordaba porque,
pero las he guardado como si fueran un tesoro.
Al abrirla creía que encontraría más cosas,
no se, una muñeca, un diario,
pero no, solo contenía piedrecitas pequeñas.
Pero cada piedra tiene recuerdos.
La más pequeña era para que nunca olvidara mi niñez
y las demás, conforme los voy mirando,
¡Me vienen tantos recuerdos,
tantas añoranzas, tantas vivencias,
que recuerdo los instantes de mi felicidad,
de mis primeras lagrimas, mi primer amor.
Guardé grandes recuerdos
sin contener nada mas que piedrecitas,
por eso lo guardé como un gran tesoro.
Era el tesoro de la vida.
Esperando el momento y la necesidad
de abrirla y descubrir parte de mi vida.
Con tan solo unas cuantas piedrecitas.
María José Robledo
"La tierra sufre"
¿No veis como la tierra truena?
esta herida, sangra
por el costado de La Palma.
Siente dolor por todo lo que sellaba por el camino,
casas, anímales, árboles.
Sus lágrimas son perlas
que se convierten en piedras
Sangrs y sangra.
El mar también esta avisando
pero no se le hace caso.
Nos avisa enviando sus peces
muertos por sus orillas, por falta de oxígeno.
No quiere destruir la tierra
pero llegara el día no muy lejano,
que se desbordará por que no podrá aguantar más.
Se sigue pensando que se podrá hacer en lugar de actuar.
Yo me pregunto,
pero no tengo respuesta y la que tengo no os gustaría a mucho.
Pero, ¿podéis decir que pensáis?
María José Robledo
En primera línea de fuego de la vida!!
Hemos luchado en la primara línea del frente
Pero la vida,
ha superado a nuestro ejercito.
Mi rey, mi guerrero, mi defensor, ha caído herido.
Es una herida profunda, sin salvación
Él sufre su derrota, se inventa batallas reales.
Y yo vivo en ellas.
No puedo salvarle y muero de pena.
Se necesita más guerreros
que estén en primara línea,
no en la retaguardia, pensando.
Se necesitan investigadores
que estudien esta horrible enfermedad.
No dejar a su albedrío a las personas que la sufren.
Por ser degenerativa,
se necesita cuidadores con paciencia y corazón.
Yo vivo con mi guerrero luchador,
y no puedo salvarlo.
Atrofia multi sistémica degenerativa,
Parkinson.
María José Robledo
EL HILO DE LA FELICIDAD.
Quisiera volver ha columpiarme
aun que solo sea de un hilo de la felicidad,
Quiero ver la felicidad!
Por que yo ya la he visto a través de mi corazo.
La felicidad se puede sentir,
verla en uno mismo es mas difícil.
Siempre decimos, soy feliz o quiero ser feliz.
Yo la he visto, la he tenido colgada de un hilo.
Pero un día se quebró
Y no pude sujetarme y caí el vació.
María José Robledo.
Cuando se acabe el amor
Cuando nos dejemos de querer
tu o yo, nos quedarán los momentos vividos
del principio de un gran amor.
Esas mariposas que se apoderaban
de nuestros corazones
haciéndonos vibrar y volar al infinito.
Cuando nos dejemos de querer,
seremos amantes de un pasado
y grandes amigos en el presente.
Quizás quedemos algún día,
pasearemos por los mismos sitios
en que hicimos el amor,
miraremos las estrellas y la luna
no, con la misma mirada,
pero brillarán igual.
Ya no estaremos embobados
ni abrazados como dos locos enamorados.
Ahora solo somos amigos y amantes de un pasado.
María José Robledo
sábado, 22 de mayo de 2021
sábado, 1 de mayo de 2021
jueves, 29 de abril de 2021
miércoles, 7 de abril de 2021
lunes, 5 de abril de 2021
martes, 30 de marzo de 2021
lunes, 1 de marzo de 2021
viernes, 26 de febrero de 2021
domingo, 21 de febrero de 2021
jueves, 18 de febrero de 2021
domingo, 14 de febrero de 2021
viernes, 12 de febrero de 2021
sábado, 6 de febrero de 2021
viernes, 5 de febrero de 2021
miércoles, 3 de febrero de 2021
sábado, 30 de enero de 2021
viernes, 29 de enero de 2021
martes, 26 de enero de 2021
viernes, 22 de enero de 2021
lunes, 24 de agosto de 2020
NAVEGARÉ
Navegaré a contra corriente,
me enfrentaré a tempestades,
huracanes,
pero siempre estaremos juntos.
Seremos comos los rayos
que siempre van acompañado de los truenos,
nuestras vidas están compuestas de alegrías
y de momentos inolvidables juntos.
Pero también de planes y proyectos
que nunca podremos realizar.
Soy como un árbol en el desierto
con cuatro ramas dando sombra,
dando sombra que cobija los escorpiones.
Soy la tormenta de arena
arrasando todo ser viviente
sin conseguir atraer las lluvias.
construir un océano en pleno desierto
se que es imposible
pero seguiré navegando
a contra corriente.
María José Robledo.
sábado, 22 de agosto de 2020
La luz divina
Las luces se encuentran en todas partes
y en cada lugar que miremos,
pero las sabemos ver?
Quizás las podamos ver mejor
al anochecer
o cuando el lugar es muy oscuro.
Vemos un punto de luz,
intentamos averiguar de donde procede
sentimos necesidad y curiosidad
de saber si es una estrella, si es la luna
o simplemente una bombilla que refleja esa luz.
Sin averiguar que hay otra luz
que se encuentra en el interior de las personas
brillando más que el sol y las estrellas.
Descubre tu propia luz en la oscuridad
y podrás descubrir la luz de los demás.
María José Robledo
Brillar
pero si a mi alma le invade la triste
por mucho sol que hiciera vería el día borrascoso.
Antes de abrir la ventana abre tu alma
y tu corazón, mírate al espejo
no trates de poner nubes a tu vida
todos somos luz no te oscurezcas
antes los problemas
Tu eres la estrella Sirius nunca dejaras de brillar.
María José Robledo
viernes, 10 de julio de 2020
TODO ES POSIBLE.
Pasearemos juntos cogidos de la mano.
Haremos magia, convertiremos
en estrellas, las gotas de lluvia
que caen del cielo.
Seremos Fred Astaire y Ginger Rogers
bailaremos bajo la lluvia y haremos el amor.
Todo es posible cuando se esta enamorado.
Caminaremos descalzos
sobre la hierba mojada sin temor a nada,
nos revolcaremos con el destino
seremos tan felices, que
pensaremos que es otro de nuestros sueños.
Pero al amanecer y despertarnos
en el mismo lecho abrazados
el uno al otro, descubriremos
que es real que no estamos soñando.
Volveremos a hacer el amor,
con la misma pasión que dos adolescentes.
no dejaremos esta magia que nos unió a los dos.
Seremos magos en el amor.
María José Robledo
SIN SENTIDO
Te quiero en mi mundo pequeño,
te quiero en el universo del amor,
necesito tus te quiero, tus caricias, tu amor
Te necesito como el aire que respiro,
como una loca por falta de cariño.
Mi corazón ya no late
solo es una maquina que hace ruido.
Camino sin saber mi destino,
no me importa donde me llevan los pies
creo que camino de espaldas
no consigo ver la realidad.
Necesito tu hombro para recostarme en el.
dormirme placidamente.
sentir esa calma, ese sosiego que tu me das.
Podemos parecer distantes
con los días, con los años,
pero el cordón umbilical que nos une,
nadie ni con un cuchillo candente
nos lo podrá cortar.
María José Robledo
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Las mañanas son frías, el café es amargo, me falta tu calor. me falta tu dulzura al despertar. Los días son interminables sin ti, giro la...